viernes, 25 de febrero de 2011

Mi Canción

Mi canción se canta en bocas cerradas

promesas erradas o viejas perreras

No es de alabanza y avanza

cortando toda esperanza y se lanza,

mejor musa que atada


Mi canción se calla las verdades

susurra, y siempre omite detalles,

cruza calles, crea distancia

necesita, avisa y desperdicia

solo ve tu espalda


Mi canción se diluye mientras

busca un eco para escuchar,

hoy ya no te añora e ignora

pasó mucho tiempo esquivando las horas

la maleta que empaca


Minúsculas partículas de ser así

desparramo en la gente por ahí

“siempre fui menos que mi reputación”

un clásico que se repite en el

silencio de mi canción


No amo, no creo, no supero

no miro, ni te mimo, no te sigo

no me animo, ni me mido


Si, te observo siempre a lo lejos

siempre inmutable y tan amable

como dicta, siempre inalcanzable


Mi canción nunca es justa para vos

mi canción calla tu arrogante voz

no mata, no hiere, no te quiere

mira girando hacia arriba e imagina

la sombra que me estremece

domingo, 13 de febrero de 2011

Los Amigos de Ana

Los amigos de Ana

Vienen y se van,

Están y no están,

Se esconden, florecen, aparecen,

Jardín de sueños imposibles

Los amigos de Ana,

Rezan pero no predican,

Crean sombras diarias,

Persiguen, acosan, molestan,

Brillan, se apagan y borran

La sonrisa de Ana


Bajando escaleras, mira al cielo

(Ella pertenece al cielo), solo en sueños.

Los amigos de Ana

Vienen a buscarla


Los amigos de Ana

Rara vez la ven

De día, a la luz de sol,

(Casi nunca hay espacio para los dos)

Solo en rara ocasión.

Los amigos de Ana

Vienen y se van,

Están y no están

Porque ella va mas allá

Y no creo que la quieran alcanzar

En los caminos de Ana


Subiendo a los techos, mirando el suelo

¿donde estarían sus pies? Están lejos.

Los amigos de Ana

No pueden Alcanzarla.


Las heridas de Ana

Se crean solas,

sangran, y pintan

Paredes testigos de sus males,

las rejas filosas de su jaula.

Los amigos de Ana

Quieren Llevarla,

Arrastrarla, aplastarla.

La distraen, asustan, deprimen,

Tiene pesadillas y ya no quiere dormir.

En el fondo ella sabe como sobrevivir

A los amigos de Ana

Desinhibiciones botella sobre la mesa

Otra noche que se pierde en este extraño hueco de mala muerte, pero que me proporciona la calma necesaria para retirarme del remolino de la noche que paso. Una vez más, la calle me ignora dejándome sentir la brisa de rostros borrosos pasando en procesión frente a mi rostro, algo viejo, no por los años, sino por todas las expresiones que se han perdido con el tiempo. Anexado a eso, una silueta capta toda mi atención, me abstrae, me hace cambiar de parecer y perecer. Una sonrisa imaginaria que aparece como un comercial en la TV bizarra de mi cabeza.

Tal vez por tu andar, tal vez por tu sentir, sensibilidad al fin. Esa forma básica de conveniencia tuya, ese llevar de manos. La catarsis y los enredos. Tus dudas y certezas. Que no estas y que sos fugaz. Que fuiste arena entre mis dedos. El error, el “hasta la sinceridad puede ser mala”, el seguirte la inocencia. El saber que tu cabeza es la que te impide disfrutar el hermoso ser que sos. Melancolía que aparece al estar al costado en todas tus mesas de apuestas fuertes. Esa negación a mirar al rededor, de escuchar consejos, de sentir amores kamikazes. Tu espalda, tu aroma, aciertos y desaciertos, la otra cara de la luna.

Un lamento, un títere que esta controlado por el azar, de un juego con cartas marcadas. Frente a la ilimitada cantidad de caminos sin recorrer. Vos muy al costado de la ruta que yo sigo, pero a la vez tan necesaria. Una garita sin ruta, una ruta que termina en un zanjón, una pequeña muestra de helado de sambayón. La caja que dice no tocar, acostumbrado a mirar la espalda del penúltimo. El helicóptero de un gobierno que se cayo, y vos mi CGT. El avión que choco la torre y vos mi terrorista. Un trago que recuerda lo bajo que uno puede caer, el ver el fondo del mar sin escafandra, colgar de una percha frente a la vidriera mas vista de la ciudad.

Tal vez solo sean las conclusiones de algo imaginario, que no sea real, que mi distorsión de realidad actual me este confundiendo, pero es lo único que me quita la mochila del “mañana va a ser igual a hoy”. ¡Confesión!, ¡Confusión!, Confección de una trama de personajes girando como una ceremonia vudú. Uno los sigue, si al final, siempre termina igual. El día asoma, las hormigas salen a ganar el capital que tanto necesitan, la ciudad comienza el ida y vuelta de desamores laborales, cuando salgo del hueco.

Los fantasmas por ahora no están, estoy contento por eso, vuelvo a mi casa y me duermo, mañana será otro día, mientras, suena en la radio… …que podría ser peor, eso no me arregla…

martes, 1 de febrero de 2011

LA DENSIDAD DE LAS PENAS

Cuando la tinta mancha el papel, caen en cataratas ostentosas, recuerdos como bichos en un parabrisas. Testimonios, anhelos, viajes sin destinos fijos en que la suerte y la procesión marcaban las cartas del juego arreglado. Espejo roto, rasgando imágenes difusas de algo parecido a mí. Sabanas frías y vacías de abrazos, claustrofóbico en medio de tanto vació.

Compañías agridulces interrumpen el lapsus de mi mente divagante, la botella rota de tanto sarcasmo ajeno. Tus pupilas distantes y el aroma faltante vuelven como violentos fantasmas, dispuestos a llevarme al primer callejón, al primer bar, a la primer calle sin salida.

Mañanas deseando que no termine más, noches deseando olvidar el lugar y la ocasión. Las calles se contraen y se encierra todo el contacto exterior a una voz distante y disonante. Rompen el hielo en un coktail de miserias y errores propios que el primer disparo no pudo clamar.

Entre vaso, mozo, tristeza, vaso, mozo, tristeza y mozo; las penas flotan ya que son menos densas que el alcohol.

La noche se define por penales y ciego, debo tapar mi arco a una nueva derrota. Una fugaz melodía, una fecha en un almanaque, cosas que me debilitan, distraen y confunden. Otra vez, no ví por donde pasaba la pelota. Otra vez la noche me dejo a sus pies, tirado, borracho y sin destino.

La mañana llega y las penas vuelven. Abro los ojos en mi cama mientras las cosas retoman sus formas normales.

Ya no reconozco a la persona que me observa desde el espejo.

De Fuegos, guerras, y de Noches y Árboles

En su boca la saliva comenzaba a escasear, y la sed, presurosa, lo atacaba como un NAPALM en Vietnam. El fuego, saturó su espina distribuyéndose, sin demora alguna, hacia cada Terminal nerviosa de su cuerpo.

Vodka, un té, o tal vez una mente bárbara y rabiosa con aires de atacante a sueldo, podían ser la causantes de su infierno, subtitulado de frases hechas y carcajadas de loco (tal vez demasiado loco, o demasiado real)

No sabía el camino, pero calles ya transitadas le indicaban que no estaba por la vía incorrecta. El camino se estrechaba, y un veneno en el éter comenzó, como insaciable vampiro, a erosionar lentamente la vida y el día.

A pesar del horario rutinario que indicaba el comienzo de la tarde, la luna y sus ojos de estrella taparon el día, como una madre arropa a su niño cernido en abismos de fantasías oníricas. Los árboles se despojaron de sus hojas sabiendo que sin ellas sus problemas se irían.

El mismo veneno toco las puertas de su alma, pero tuvo que entrar por boca, yendo a los pulmones y su cerebro, ¡SI!... ¡A SU CEREBRO!

Otra guerra, el veneno y una mente envenenada por dudas, certezas y crudas realidades. El batallón más grande ganó.

Y así, El, como el árbol se despojo de sus problemas, entonces pudo ser arropado por la noche y cernirse en abismos de fantasías oníricas… Pero despierto, mirando a los ojos a la noche.