sábado, 19 de mayo de 2012

El Colonizador

  Amanece de tarde en la ciudad, fábricas y monotonías, filas de mercenarios vendiendo su libertad. Posado sobre la loma, el Colonizador observa los caminos que explora como aventurero frente a su destino. Su sombra se impregna en su arado, la herramienta que lo llevará a un porvenir exitoso. Tanto fuego encerrado, tanta yesca podrida, tanto humo malgastado, toxico y estéril. Mira dos caminos, que se unen a sus espaldas, nunca sabrá donde confluyen, está perdido viendo el mas allá, no ve la extensa pampa virgen y fértil que lo espera. Un día más... piensa... Yo, Tu, Nosotros, perdidos, amoradazándonos a un Fénix sin fuego, a una señal de la cruz, corriendo por un papel mugroso y confortable. La ciudad es oscura, hay neblina y smog. 

  Mira su fiesta, no vibra, quedo sepultada en el pasado, El Colonizador no se siente un inmigrante. No lo refleja, espera, algún día, festejar el florecimiento de la hierba que sana a los pueblos, y no los yuyos bien pagos que envenenan. Agricultor sin semillas es el Colonizador, imagen y semejanza de nuestro pueblo, calamitoso hedor, disfrazado con perfumes importados de la Alemania... Nazi. Miles de caminos abiertos en abanicos de esperanzas, cruzar el puente es tan simple como seguir un huracán nuevo, multicolor e inspirador. Solucionar la duda, dejarse llevar, crecer.

  Mientras tanto, El colonizador, no coloniza nada.

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